lunes, 3 de diciembre de 2012

Publicidad

Creo que cuando uno va caminando por la calle está constantemente sugestionado. Sobre todo en una gran ciudad como Buenos Aires donde hay carteles y oferta de todo tipo bombardeándonos constantemente. Aunque la intención de los locales no sea hacerlo de manera tan agresiva resulta ser que es así. Es probable que cada persona se deje sugestionar de diferentes maneras y diferentes tipos de mensajes según las competencias puedan penetrar en la mente de uno pero termina siendo inevitable entrar en este mundo invasivo de la publicidad. Creo que por eso generalmente uno termina pidiéndose un delivery en Recoleta los sábados por la noche. Quizás no tengas las ansias de comer afuera ni de comer comida que no está hecha en casa pero estamos tan sugestionados constantemente que debemos hacer lo que la publicidad nos termina diciendo que hagamos. Creo que esto cabe en la responsabilidad de todos los empresarios de saber qué hacer con sus comercios. Un bombardeo constante creo que no lo hace bien al conjunto de la sociedad y debemos evitar este tipo de acciones. Hay que saber reconocer cuando nos están vendiendo algo de manera pasiva porque un producto es bueno. O cuando nos están bombardeando con publicidad simplemente para intentar meter esos productos en el mercado sin razón alguna. Creo que la mayoría de la gente no tiene las competencias necesarias para darse cuenta de todo esto y es por eso que la publicidad termina siendo tan efectiva, deberíamos tener un sistema educativo que nos permite desde niños interiorizarnos en este tipo de situación para que cuando seamos grandes podamos defendernos ante el constante ataque de compañas masivas de publicidad. Debemos estar alerta para saber cuando hacemos las cosas por gusto o simplemente cuando las hacemos por un método de sugestión compulsiva por medio de otras causas.